Hoy al mediodía viendo las noticias algo ha dado un vuelco dentro de mí...creo que ha sido mi corazón.
Muere deshidratada una niña de siete años tras ser detenida en la frontera de Nuevo México.
Este titular tan normal hoy en día e incluso debilucho, tan acostumbrados a oir y ver tanta violencia que nos llegamos a insensibilizar, me ha paralizado.
Me he tenido que ir al baño a llorar para no tener que dar explicaciones del porqué de mis lágrimas.
Estoy de acuerdo en que hay que controlar el tráfico de personas, más que nada para que si salen de su país en busca de mejoras, realmente las puedan encontrar.
Salir arriesgando tu vida, sin saber qué te espera, rezar para llegar vivos a destino y aún así, no saber qué será de ti ,tiene su valentía. Si consiguiéramos regular todo ésto igual disminuiría tanto sufrimiento humano.
El permitir que una niña muera de esta manera, permitir que tantos niños mueran en condiciones inhumanas sólo por conseguir mejorar su vida o intentando escapar de una muerte segura es señal inequívoca de que algo no, muchas cosas estamos haciendo mal
En mi trabajo tenemos familias de casi treinta nacionalidades distintas.
Para nosotros son todos iguales, no querría imaginar a ninguno de nuestros niños morir de esta manera, ni de ninguna otra.
Da igual el color o el origen, somos todos iguales, sólo falta que se nos de una oportunidad
Que yo sepa nadie elegimos dónde nacer
Que yo sepa nadie elegimos dónde nacer
Yoli